Son mi inspiración los libros de arte; los vendo con placer y recibo satisfacción al pintar rodeado de ellos. Oigo sus cuitas y deseos mientras intento captar su sentido. Trazo, ensucio, emborrono, descifro y me emociono cuando estas acciones cohabitan en un lienzo. A veces hay respuestas inesperadas de la mano levantisca que se niega a mi razón; autónoma, caprichosa y libre me subyuga y arrebata al observar que surge un doble donde yo no quería. El lienzo/espejo que me mira y seduce.
9 may 2011
Qué afanado !. Sigo sin parar...
Lanzo pinceladas azarosamente en el lienzo.
Y descubro que de ese caos azaroso de pinceladas, surgen formas, colores y texturas que me vacían y extenúan, estimulando mi apetito colorista.
En poco poco tiempo he adquirido lo que suele faltar: capacidad de riesgo y falta de temor ante el plano en blanco.
Corrección hasta el vacío total, o casi, para recuperar y reanudar la búsqueda del llenado y la embriaguez.
Este es un tema recurrente en mi andadura como sujeto pensante: destruye para construir; mata lo obstruye tu capacidad de retorno; llegar a pensarte fuera de ti; observarte sin sombra.
Pretender que un mediodía soleado tu sombra fuera tan alargada como el deseo que apesta por no actuar. Sentir que desapareces poco a poco, en una estela desesperante.
Y así, repentinamente, sentirte en el otro lado del espejo.
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